Me gustaba lamer tu corazón de caramelo, porque sabía a fresa. Pero, de tanto chuparlo, se consumió. Al final apenas quedaba un pedacito y a ti te invadió una sonrisa impertérrita que daba escalofríos.
Ahora ya no me acerco a tu corazón, pero recuerdo con cariño aquellos lengüetazos que un día nos unieron.
Inés Arias de Reyna
Pedrezuela, 17 de septiembre 2013
6 Comments
Join the conversation and post a comment.
Vaya, que impresión… Acabo de enamorarme sin remedio de este texto. Gracias Lady.
Que sencillo y limpio. Que forma de condensar 500 páginas en 7 líneas. Y que inquietante el final del primer párrafo.
Precioso y lúcido.
Coincido con lo del último párrafo. Muy bonito, Inés, y demasiado cierto.
Gracias a los tres por vuestras palabras.
Qué cosita más preciosa e inquietante. ¡Enhorabuena!
Triste, por un minuto muy triste, pero luego he recordado que el recuerdo a veces sabe mas dulce que el momento.