«Es un error». Susurra.
«No he hecho nada». Dice.
«No debería estar aquí». Alega.
«No me he despedido de mis hijos». Gime.
«Seguro que alguien ha cometido un error». Declara.
«Sáquenme de esta prisión miserable». Ruega.
«¡Malditos, qué quieren de mí!». Grita.
«¡Cabrones, hijos de puta!». Maldice.
«Niña, por favor, ¡ayúdeme!». Implora.
La niña se acerca a la pequeña jaula, cautivada por tan bello canto.
Cautiverio
Felipe Orozco
[Relato elaborado para una propuesta del Microtaller del Microcuento del curso 2012-2013.]
2 Comments
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Excelente microrrelato.
Abrazos.
Muy bueno.