La intriga narrativa se construye con momentos de revelación (descubrimos algo al lector) y con otros que provoquen la curiosidad de este (que se pregunte qué ocurrirá después o qué es eso que acaba de ver el personaje o quién es aquel que lo está mirando, etc.).
Hay dos maneras de saber si la intriga funciona: 1) que el lector se haga preguntas a cada rato; 2) que las preguntas que se formule no lo desubiquen o lo molesten, sino que le generen esa curiosidad por saber si la respuesta es la que se imagina.
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