El otoño ha llegado con sus tristezas y sus lágrimas.
Nos ha empañado la lluvia un ánimo ya de por sí sombrío. En estos días, arrastramos la incertidumbre, como el otoño arranca las hojas de los árboles, ya caducos.
Un gato mira la ventana añorando el sol que le permitía vagabundear por el barrio.
En los tiempos que corren, el pesimista consuela al optimista. Nos sentamos en la plaza a debatir las miserias que nos inundan. Y lo hacemos sin palabras. Con la voz oculta por la pena, la rabia, la impotencia.
Soñamos, como el gato, con que el sol vuelva y se lleve, ya en primavera, el frío que ha calado en nuestras venas. Pero ¿acaso en ese lejano mayo volverán las alegrías?, ¿escampará la democracia?, ¿retornarán las certidumbres?, ¿volveremos a ser los que fuimos?
Cómo es el otoño, con sus tristezas y sus lágrimas.
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