Reseña de La cena, de Herman Kock. Publicado por Salamandra en 2010. 288 páginas. 17,50 €.
Sinopsis: ¿Hasta dónde es capaz de llegar un padre para encubrir a un hijo que comete un delito injustificable? ¿Debe prevalecer el instinto de protección paterna, o la lealtad a unas normas sociales que garantizan la coherencia y la fortaleza del grupo? Estas y otras preguntas de igual calibre surgen como dardos durante la lectura de La cena, una novela ácida y provocadora que apunta sin miramientos a toda una clase social acomodada de los Países Bajos y, por extensión, de toda Europa, instalada en una inercia de autosatisfacción y complacencia, e indiferente hacia el devenir de la generación que ha de sucederla.
Dos parejas se han citado a cenar en un moderno y exclusivo restaurante de Ámsterdam. Mientras saborean el aperitivo y charlan con aparente despreocupación sobre la última película de moda y sus planes para las vacaciones, son conscientes de que, tarde o temprano, deberán abordar el incierto y acuciante asunto que los ha llevado a reunirse: el futuro de Michel y Rick, sus hijos de quince años, que según algunos indicios podrían estar envueltos en un caso de violencia grave. Así pues, tras los postres, cuando la cena llegue a sus últimos compases, la tensión entre los comensales habrá alcanzado su punto culminante y la cadena de secretos y revelaciones confluirán en un final dramático en el que nadie podrá esgrimir su inocencia.

Edición rústica.
Kock posee un estilo encomiable: claro, conciso, detallista, ágil, de lectura fluida. Aunque me chirriaron algunas transiciones, que me parecieron muy bruscas; cuando introduce una digresión o una retrospección (me acuerdo ahora del momento en el que nos lleva a Dordoña), el regreso a la acción principal me resultaba muy cortante. Pero este no deja de ser un detalle sin mayor importancia, que uno perdona gracias a que la historia le está resultando interesante. Y, desde luego, la historia atrapa.
No obstante, hay ciertas trampas del narrador que no me convencieron y con las que creo que el autor ha perdido una oportunidad para generar todavía más tensión y desagrado hacia sus personajes. Me da la sensación de que el autor no llega a explotar bien la idea que plantea su novela. Creo que pretendía que viéramos la historia a través de un personaje miserable y que, a partir de que nos diéramos cuenta de ello, reconstruyéramos la historia poniendo en tela de juicio lo que el mismo narrador cuenta, pero resulta demasiado brusco el momento en el que sabemos que el protagonista no está en su sano juicio; más que nada porque él lo dice de forma explícita. Es como si el autor nos hubiera arrebatado a los lectores ese momento delicioso en el que llegamos por nosotros mismos a la conclusión de que la persona a la que escuchamos es un indeseable. Hubiera preferido que no nos contara nada de su enfermedad o que lo hubiera hecho a través de indicios, que nos permitieran deducir por nosotros qué tipo de persona es este señor que nos está contando la historia.
Un narrador que cuenta las cosas con tanta claridad y determinación no parece el tipo que se callara lo que se calla: al menos soltaría alguna anticipación al lector sobre los hijos, incluso sobre sí mismo. Resulta, pues, poco creíble que no diga nada de lo que desvela a mitad de novela. Estoy prácticamente segura de que, si este narrador hubiera sido honesto desde el principio y desde la primera página supiéramos su secreto, la narración habría ganado en intensidad y el lector se habría visto envuelto en el juicio constante hacia esos personajes, que se comportan con tanta naturalidad, en una escena maliciosamente costumbrista. No nos habría quedado más remedio que replantearnos nuestra propia actuación si nos encontráramos en una situación semejante.
Por último, hasta la mitad de la novela el tono del narrador es, como dice la sinopsis, ácido y un tanto desenfadado, pero pasada la mitad cambia, se “agrava”, pierde el toque irónico y burlesco, para tomar un cáliz más oscuro.
En resumen, una historia que atrampa pero que pierde fuerza a causa de las trampas del narrador.
One Comment
Join the conversation and post a comment.
Hola! Enhorabuena por esta maravillosa página. Me servirá de mucha ayuda en un futuro próximo. Verás soy escritor de fantasía y apenas tengo 15 años. Ahora mismo estoy escribiendo una novela y la voy publicando en internet, en una página llamada watpad (donde hay grandísimas obras y enormes porquerías) . Bueno, no estoy pidiendo que hagas una reseña, solo que si sacas tiempo (si sacas, los escritores sois/somos gente muuuy ocupada) dame una opinión personal y me contento. Si quieres, te pego la sinopsis aquí abajo, pero me parece ya mucha desfachatez este spam indiscriminado.
Espero no haberte ofendido y/o molestado. Muchas gracias y perdón por las molestias.
Saludos!!