El peligro de la originalidad
Otorgarles singularidad tanto al narrador como a los personajes es dotar al relato de esa misma virtud. Un relato que es singular es un relato «original». Detengámonos en esta pareja un momento: singularidad y originalidad. La primera es una amiga, mientras que la segunda suele ser una enemiga del escritor. ¿Por qué digo algo así? Y más aún, ¿cómo es posible que diga esto que se contradice con lo que he escrito más arriba, aquello de que un relato singular es un relato original? Veamos,...
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